Muchas de vosotras os encontraréis con que acabáis de dar a luz, y estáis inmersas en una estación en la que no apetece otra cosa más que descansar y darse un chapuzón en la playa o piscina. Disfrutar del clima, las temperaturas, el relax, la familia, los amigos y el nuevo pequeño.
En un parto normal, las recomendaciones de los especialistas médicos indican que lo mejor es esperar a que haya finalizado el puerperio, es decir, a que el cuerpo de la mujer haya recuperado el estado previo al embarazo. Esto suele ser unos cuarenta días después, de ahí que se le denomine también periodo de cuarentena.
Se presupone que pasado ese tiempo prudencial, se ha dejado ya de manchar y que las heridas del útero están ya cicatrizadas y sin riesgos de infecciones y desgarros.
En el caso de una cesárea, el tiempo varía dependiendo de la capacidad de cicatrización externa que tenga la mamá. Por lo que algunas pueden bañarse en dos semanas y otras hasta los cuarenta días no pueden. De todas formas es muy normal que aquellas con cesárea sufran dolores o quemazón en la zona de la cicatriz hasta incluso pasadas seis semanas. Por lo que si la herida ha cerrado pronto, el pegarse un chapuzón en playa o piscina puede aliviar dicho dolor.
Hay que ser pacientes antes de empezar a bañarnos en piscina o playa después de dar a luz. Si lo que quieres es refrescarte, puedes ducharte cuantas veces al día quieras, pero el hecho de bañarse en piscinas, playas o similares antes de pasado el periodo de cuarentena trae consigo muchos riesgos de infecciones, desgarros por la presión del agua, dolores, malestar o hemorragias. Es conveniente esperar, ya que merecerá la pena al estar nuestra salud en juego.
