Placenta baja

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La placenta baja o previa es una de las complicaciones más habituales durante el embarazo, y como su nombre indica, consiste en la colocación incorrecta de la placenta, que en lugar de situarse (como debería) en la parte alta del útero, se coloca abajo, tapando en parte o en su totalidad la abertura hacia el cuello uterino.

Durante el embarazo, a medida que el útero se agranda, la placenta también se va desplazando. Por eso, tener la placenta baja antes de las 20 semanas  de gestación no indica que se vaya a quedar así. En la mayoría de los casos (8 de cada 10), la placenta se ve aupada por el crecimiento del útero, consiguiendo una posición normal.

Pero hay casos en los que la placenta continua demasiado baja a medida que transcurren los meses de embarazo. Esto se denomina placenta previa (aunque también se pueden usar ambos términos como sinónimos). La placenta previa ocurre en 1 de cada 200 mujeres, y en la actualidad, gracias al alto control ginecológico, el pronóstico es bueno, pero hay que seguir al pie de la letra las recomendaciones del médico y no infravalorar su peligrosidad.

De hecho, hoy en día, la mayoría de los casos se diagnóstican antes de que se presenten los síntomas, ya que la placenta baja se detecta con una simple ecografía. El tratamiento suele ser descanso en cama, y en general, evitar todas las actividades que exijan esfuerzo y eliminar la actividad sexual.

Cuando ya han aparecido síntomas (consisten básicamente en un sangrado vaginal súbito e indoloro), y especialmente si  son graves (hemorragia), se suele ingresar a la embarazada en el hospital para hacer un control cuidadoso, que incluye medidas farmacológicas. Siempre que es posible, se realiza un parto prematuro por cesárea.

La placenta previa no se puede prevenir, lo único que se puede hacer es controlarla cuidadosamente una vez que ha aparecido. Pero sí hay algunas variables que hacen más probable que una mujer tenga la placenta baja:

  • Los embarazos múltiples.
  • Haber tenido muchos embarazos previos.
  • Cicatrizaciones de la pared uterina debida a anteriores embarazos,  abortos o cirugía uterina.
  • Mujeres fumadoras o consumidoras de cocaína.
  • Mujeres mayores de 35 años.

Si te diagnostican placenta baja lo más importante es que sigas al pie de la letra las indicaciones de tu ginecólogo y le preguntes todas las dudas que tengas. Si cambias de ginecólogo, debes avisarle rápidamente de tu situación ya que no se debe realizar un tacto vaginal bajo ninguna circunstancia.