Higiene dental en los niños

La higiene dental en los niños pequeños es fundamental, ya que unos dientes de leche con caries (por ejemplo),  conducen casi inexorablemente a unos dientes permanentes de mala calidad.

Es por eso que no debemos esperar a que salgan los dientes permanentes para insistir en una buena higiene dental. A muchos niños les aburre la idea de cepillarse los dientes tres veces al día, pero es labor de los padres amenizar esa tarea rutinaria y vigilar que la hagan correctamente.

¿Quieres saber cómo deben lavarse los dientes los más pequeños?

Lo primero que hay que tener en cuenta es que debemos vigilar de cerca el cepillado de dientes de nuestros hijos hasta (aproximadamente) la edad de 6 años, cuando ya podrán lavarse los dientes de forma autonóma. Aunque conviene, de vez en cuando, hacer una revisión posterior para confirmar que lo han hecho correctamente.

Además, a partir de los 3 años el niño puede participar en el cepillado de dientes, para ir desarrollando el hábito y la destreza para hacerlo. Eso sí, siempre supervisado por los padres.

Frente a lo que solemos creer, no hay que esperar a que salgan los dientes para comenzar con la higiene bucal. Los especialistas indican que se deben limpiar a diario las encías del bebé con una gasa húmeda para eliminar las bacterias bucales. En cuanto salen los primeros dientes, se recomienda empezar a limpiarlos con un cepillo de cerdas suaves, pero sin pasta dentífrica. La pasta especial para niños (sin fluor) se puede comenzar a usar alrededor de los tres  años, cuando ya pueden escupir correctamente.

Para evitar que los niños le cojan manía al cepillado es buena idea contar con cepillos con dibujos de sus personajes favoritos (pero que cumplan los criterios de calidad y tamaño para bocas infantiles), y también acompañar el cepillado con juegos y canciones. Por último, acuérdate de felicitarlo cuando veas que se ha lavado los dientes correctamente (¡y sin protestar!).

Si el niño come en el colegio, no te olvides de meterle en la mochila un neceser con su cepillo y su pasta dentífrica, y de recordarle que debe lavarse los dientes después de comer. Si se acostumbra a lavarse los dientes incluso fuera de casa de pequeño, tendrá mucho terreno ganado cuando crezca.

Para unos dientes fuertes, no basta con una higiene adecuada, sino que la alimentación juega un papel fundamental. Evitar los postres dulces a diario, y opta por zumos naturales en lugar de refrescos (estos tienes el triple de azúcar). Además, una alimentación sana y equilibrada le aportará las dosis de calcio, fósforo y vitamina D fundamentales para conseguir dientes de calidad.

¡Y no te olvides de la revisión anual en el dentista!

¿Te cuesta convencer a tu hijo para que se lave los dientes? ¿Qué tal se le da?