Cómo afrontar los problemas de fertilidad

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En España, casi 800.000 parejas tienen dificultades a la hora de tener un hijo. Este es un problema que genera sentimientos muy negativos como estrés, culpa o angustia y que pueden poner en jaque la estabilidad de la pareja.

En el pasado, se solía asumir que «la culpa» era siempre de la mujer, y esta era una razón para repudiarla. En la actualidad, se sabe que en un 40% de los casos, se debe a la mala calidad del esperma. Pero esté la causa en la mujer o en el hombre, es fundamental no sentirse culpable por ello, y mucho menos culpar a la otra persona. Los problemas de infertilidad son una realidad que está ahí, y es importante afrontarlo desde una actitud constructiva.

Normalmente se recomienda acudir a un médico si ha pasado más de un año desde que se empezó a intentar concebir de forma natural para las parejas en las que la mujer es menor de 35 años, y seis meses para las mujeres mayores de 35.  El médico os hará pruebas para descartar problemas fisiológicos, os informará sobre las posibilidades si encuentra alguno, y también os explicará qué factores influyen en la fertilidad. Por ejemplo, muchas parejas que llevan meses tratando de tener un hijo ignoran que el consumo excesivo de café o de tábaco, puede estar disminuyendo sus posibilidades de éxito.

Desde que se evidencia un problema de fertilidad, y durante todo el proceso de búsqueda de las causas y de solución de las mismas, la pareja vive sometida a un gran estrés, y a muchos otros sentimientos. Es importante que aceptéis los sentimientos de tristeza, pues intentar reprimirlos aumenta la tensión interna y estresa más. Un problema de fertilidad supone siempre una crisis, pero lo importante es salir fortalecido de ella. Para ello, los psicólogos recomiendan una serie de actitudes:

1. Desterrar la culpa.

Es muy fácil verse atrapado en un círculo vicioso de pensamientos negativos del tipo: «no tenía que haber esperado tanto», «esto me pasa por haber llevado la ropa tan apretada» o «estoy siendo castigada por haber abortado en el pasado». Es normal sentirse así, pero debes luchar contra ello, porque lo único que hace es generar más angustia y dificultar más el encontrar una solución.

Un problema de infertilidad nunca es culpa tuya, y las decisiones que podrías haber tomado en el pasado pertenecen al pasado. Tenéis que centraros en el futuro para ver las soluciones que podéis encontrar.

2.  Apoya a tu pareja, y déjate consolar por ella.

Debéis ayudaros mutuamente, sin echaros la culpa por lo que está ocurriendo (vuelvo a lo dicho en el punto anterior: un problema de fertilidad no es culpa de nadie, es algo que ocurre sin que se pueda evitar).

Uno de los problemas más importantes de pareja es que, al no sentir lo mismo ante el problema en cada momento, se puede crear una distancia y cierto resquemor. Es importante tratar de comprender al otro y pasar juntos por esto. Piensa que si os cuidáis el uno al otro, estaréis más serenos para tomar cualquier decisión y saldréis reforzados como pareja.

3. Fijad los límites de lo que estáis dispuestos a hacer para tener al bebé.

Nadie puede decirte hasta cuándo debes intentar concebir, pero sí es conveniente decidir desde el principio hasta dónde estáis dispuestos a llegar. Analizad qué tratamientos médicos podéis llevar a cabo, cuáles no estáis dispuestos a seguir, y en que momento querríais parar.

También tenéis que tener en cuenta el coste económico de los tratamientos, para buscar desde el principio el modo de ahorrar lo necesario.

4. Buscad apoyo.

Normalmente, las parejas que no son capaces de tener hijos tienden a aislarse.  Uno no quiere explicar lo que le pasa a su entorno, por vergüenza, por  la existencia de falsos mitos o por simple tristeza. Pero es importante que paséis tiempo con la gente que os quiere, se ha demostrado que eso disminuye el estrés por no tener un hijo. Es diferente el caso de reuniones con niños pequeños, en este caso es mejor decir no, porque te puede resultar demasiado doloroso.

Además, es bueno que busquéis la compañía de otras parejas con el mismo problema: os hará ver que el problema es habitual y que es normal que os sintáis decepcionados.

5.  Informaros bien.

Es fundamental que estéis informados sobre las distintas posibilidades médicas y que comprendáis el funcionamiento de cada una, para decidiros por la mejor.  Tenéis que ser realistas sobre sus posibilidades de éxito, para no llevaros una decepción posterior.  En la actualidad, los tratamientos de fertilidad han mejorado muchísimo, pero la  posibilidad de que no salgan bien sigue presente.

6. El estrés, vuestro peor enemigo

Aproximadamente, al 15% de las parejas que consultan al médico a proposito de la infertilidad, no se les encuentra una causa fisiológica. En muchos de estos casos, es el estrés mismo el que imposibilita la concepción.  El no lograr hijos, genera muchisimo estrés, que a su vez, dificulta aún más el tener hijos. Incluso mientras se está a tratamiento, la ansiedad por si no funciona crea muchísimo estrés, y el estar pendientes de la ovulación acaba convirtiendo las relaciones sexuales en algo reglado con un objetivo claro: «a ver si esta vez por fin lo conseguimos», lo que genera mucha más tensión.

Es fundamental desterrar el estrés de vuestras vida, esto no significa que así se vaya a acabar el problema, pero al menos no se estará agravando. Para eliminarlo, es bueno tratar de relajarse un rato todos los días, así como hacer deporte, dormir bien y alimentarse correctamente. Si crees que el estrés puede estar tomando las riendas de tu vida, sería bueno que le pidieses ayuda a un profesional.

¿Has pasado por algo así? ¿Qué consejos puedes dar a las parejas que se enfrentan a problemas de fertilidad?