El yodo te ayudará en tu embarazo

los tomates son ricos en yodo

Seguramente habrás oído que las embarazas deben tomar yodo. Si estás embarazada seguro que tu médico te ha aconsejado que tomes un complemento de yodo. Aquí te aclaramos todas tus dudas sobre el yodo.

El yodo es imprescindible para la formación de las hormonas que se sintetizan en la glándula tiroides. Estas hormonas son necesarias desde el comienzo del desarrollo embrionario y durante toda la vida.

Para que nuestro sistema nervioso funcione correctamente, el yodo es necesario, también lo es para que los órganos del futuro bebé y sobre todo el cerebro, crezcan, se desarrollen y maduren adecuadamente.

En distintas etapas de la vida, las necesidades del yodo varían, por ejemplo, para una mujer adulta es necesaria la cantidad de 150 microgramos al día, pero si está embarazada, la dosis es de 200 a 300 microgramos, la misma cantidad que necesita la mamá que da el pecho.

El yodo es tan importante, que tener deficiencias de él durante el embarazo puede suponer el riesgo de que el bebé nazca con hipotiroidismo. Incluso una deficiencia leve de yodo puede provocar que el futuro niño tenga algún grado de retraso mental.

Nuestro organismo obtiene el yodo de los alimentos y del agua, pero esto depende de la dieta. Es tan importante la dieta que puede repercutir de 50 a 1000 microgramos de variación al día. Si no tomas el suficiente, se puede producir una alteración de la función del tiroides que puede terminar degenerando en bocio.

Para las futuras mamás y lactantes hay pastillas con unas determinadas dosis de yodo, pero nunca las tomes sin supervisión médica, ya que algunas enfermedades o medicamentos son contrarios a estas pastillas.

Lo mejor es planificar el embarazo, antes de quedarse embarazada debemos acudir al médico para saber si debemos y podemos tomar yodo para beneficiarnos de sus efectos preventivos.

Entre los alimentos ricos en yodo tenemos el ajo, la avena, el coco, la avellana, las fresas, las soja, el girasol, los tomates, las manzanas, los mangos, los dátiles, los pistachos, los anacardos, las nueces, las piñas, los guisantes, las almendras, los albaricoques, las espinacas, las habas o el maíz.