Yogurth sin lactosa: la solución para las digestiones pesadas

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Un yogurth sin lactosa puede ser una buena solución para que los niños intolerantes a la lactosa sigan tomando todo el calcio necesario a lo largo del día. También resulta ideal para las embarazadas, pues puede aligerar las digestiones (algo que se agradece mucho durante esos meses).

Kaiku ofrece, dentro de su gama de productos sin lactosa, un yogurth que ayudan a la digestión al carecer de este componente. Se trata del primer preparado lácteo fermentado sin lactosa del mercado, y su sabor es muy similar al de un yogurth normal, aunque resulta un poco menos ácido. A pesar de que entre los ingredientes de este yogurth están la leche desnatada y la nata, gracias a una tecnología especial se consigue que parte de la lactosa sea eliminada y el resto sea desdoblada en dos azúcares perfectamente digeribles  (glucosa y galactosa).

¿Qué es la intolerancia a la lactosa?  La lactosa es un azúcar que se encuentra naturalmente en la leche y en sus derivados. Para digerirla, el organismo humano necesita una enzima llamada lactasa, que se produce en el intestino y que se encarga de transformar la lactasa en glucosa y galactosa. La ausencia de esa enzima produce digestiones pesadas, flatulencias, cólicos y diarrea, síntomas que carecen de gravedad, pero que resultan muy incómodos. Con el yogur sin lactosa, este problema se elimina, pues ya nos ofrece directamente la glucosa y galactosa.

No se sabe a qué se debe la intolerancia a la lactosa, y puede ser tanto congénita como adquirida. En este último caso puede llegar tanto en la infancia como en la edad adulta, y en muchos casos se debe a una disminución progresiva de lactasa en las células de la mucosa intestinal a partir de los dos o tres años de edad, sin que se conozca la causa, y en otros, es consecuencia de una agresión a la mucosa intestinal por un virus, bacterias, antibióticos o determinadas enfermedades.