La subida de temperatura y el aumento de la humedad afecta a tu peque de distintas manera y puede hacer que los cambios propios de la primavera y el verano haga que desarrolle algún problema como como los ojos irritados o llorosos.
Los ojos de los niños son muy sensibles y es posible que durante los meses más caluroso del año a causa de la exposición al sol o después de pasar una jornada al aire libre, de playa o de piscina sus ojitos estén enrojecidos e hinchados.
Y es que la luz solar puede inflamar las mucosas de sus ojos, pero las irritaciones también pueden estar provocadas por cuerpo extraños como la arena o el polvo que puede fácilmente llevar a los ojos de los bebés.
También hay que tener en cuenta que la agua salada del mar y el cloro de la piscina pueden explicar esos ojos irritados puesto que los peques tienen los ojos todavía más sensibles que los adultos.
Para prevenir estos transtornos en los ojos de tu bebé es importante proteger del sol sus ojos con gafas de sol y con sombreros, y es que los peques son muy sensibles al sol, y sus ojos también. Tener cuidado con el agua del mar y el cloro de la piscina también es esencial, aunque un poco difícil.
En cualquier caso lo mejor es consultarlo con el pediatra, sobre todo si no se le pasa la irritación y también puedes valorar con el médico (nada de automedicar al peque!!!) la posibilidad de administrarle al peque un colirio en los ojos para aliviar el enrojecimiento.
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