Por qué llora

por qué llora

El llanto es la única forma que el bebé tiene de comunicarse y se puede deber a varios factores. Aquí tienes una guía para saber por qué llora tu bebé. A partir de los 3 meses, el llanto se hace menos frecuente pues comienza a ser más consciente del mundo que le rodea y se empieza a acostumbrar a él.

Hambre:

Quizás es la causa principal del llanto, especialmente si se aproxima la hora de la siguiente toma. Si el bebé sigue llorando después de comer, no siempre supongas que es porque el niño se ha quedado con hambre. Tanto si le das pecho como biberón, y el niño aumenta normalmente de peso y moja en abundancia los pañales, probablemente la causa sea otra. Pero si tiene hambre de verdad, llorará en un tono enérgicos y se calla en cuanto le pones al pecho o le acercas el biberón.

Sed:

Los bebés suelen tener mucha sed. Aunque si le estás dando el pecho no es necesario que beba, ofrécele un poco de agua hervida para ver si quiere. Si la rechaza, no le fuerces.

Cansancio:

Si el bebé lleva más tiempo de lo acostumbrado despierto, puede estar muy cansado y llorará hasta que concilie el sueño.

Gases:

Son bolsas de aire que se forman mientras se alimenta. Si tras una toma el bebé está inquieto, cójelo en brazos, apóyalo sobre el hombro y dale unos golpecitos suaves en la espalda hasta que eructe. Otra buena forma es ponerlo sobre tus rodillas o con la mano en la tripita.

Susto:

Los ruidos fuertes, un golpe de luz o un movimiento brusco inesperado, asustan al bebé y le provocan llanto.

Frío o calor:

Puede ser otra causa frecuente de llanto. Los bebés pequeños son muy sensibles a las variaciones de temperatura. Por eso, es importante mantenerle en ambientes con una temperatura constante y tener mucho cuidado con las corrientes. No le abrigues nunca en exceso y evita que sude por calor.

Otros:

Si el llanto del bebé es muy intenso y persistente, podríamos pensar que el origen es el dolor, bien motivado por un problema leve o por una enfermedad. Aunque se trata de casos excepcionales debes consultar con tu pediatra. Cuando le duele algo, comienza con un lamento prolongado seguido de unos instantes de contención de la respiración para estallar, de nuevo, en otro llanto.

Si está muy agitado o nervioso por que ese día ha recibido demasiadas visitas, llorará y se mostrará agitado, procura estar con él y tranquilizarle en un ambiente relajado y sin luz fuerte.