Cómo corregir a los niños

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¿Cómo corregir a un niño que se está portando mal? Una de las dudas básicas de todo padre es cómo encontrar el equilibrio entre no ser demasiado exigente pero tampoco malcriar al pequeño. Cómo corregir sus malas acciones de una forma positiva, que resulte eficaz y que no lo hiera.

Educar a un hijo no trae manual de instrucciones y es normal que la paciencia a veces se acabe. Pero como nosotros somos los mayores, somos nosotros los que debemos tratar de controlar la situación para que él aprenda los límites sin vernos perder los papeles.

Para ello es fundamental guardar la calma y utilizar un lenguaje apropiado, que no genere sentimientos negativos. ¿Quieres saber cómo?

Hay gente más tranquila y gente que lo es menos, y eso es díficil de cambiar. Pero hay que intentarlo ;)  Si ves que vas a dar un grito, igual es una buena idea apartarte unos segundos del foco del problema para serenarte antes de hablar con tu hijo sobre el tema. Si no es posible hacerlo, cuenta al menos hasta 10 en tu cabeza: ganar tiempo siempre enfría la mente.

Si le gritas o le dices que es malo, tampoco es el fin del mundo. A veces parece que con una sola palabra podemos traumatizar a un niño para siempre. Si tu hijo recibe amor a raudales no será tan díficil acabar con su autoestima, pero es cierto que debes evitar transitar esas vías a toda costa.

¿Quieres algunos trucos para que las reprimendas sean en positivo?

  • Utiliza frases estimulantes, que le muestren cuál es el camino correcto. Los niños pequeños se creen lo que dicen los adultos, así que evita frases negativas que le hagan sentir culpable o de baja calidad. En lugar de decir «eres malo» dile «estoy sorprendid@ de que te hayas portado tan mal. Gritar por la calle molesta a otras personas y tú no quieres molestar a la gente ¿verdad?»
  • Evita gritar por todo lo posible, genera tensión en el niño y en ti. A veces una pregunta es suficiente para recordarle que no está haciendo lo que debe. Cambia el «¡Te digoooo que no puedes hacer esoooooo!» por un «me habías dicho que te ibas a portar bien, ¿crees que te estás portando bien?»
  • Aunque cuando son pequeños es difícil que lo entiendan, explícale siempre la causa efecto de lo que está haciendo, más que pedirle que cambie el comportamiento con amenazas. El «como no pares te dejo dos semanas sin ver la tele» debe ir después de un par «si saltas así sobre la silla se va a caer y puedes hacerte daño».
  • Los buenos sentimientos no se pueden enseñar, pero se deben mostrar con el ejemplo. No le digas «comparte tu cubo con Alberto, egoistón», sino «el otro día te gustó que tu amiguito te dejará jugar con tu coche, a este niño también le gustaría que le dejaras tu cubo».
  • Déjale claro que tu amor no disminuye cuando le estás regañando. Puedes decirle «te quiero mucho, pero no me gusta como te estás portando ahora».
  • Incentiva y elogia. Es mejor «cuando acabes de ordenar tu habitación va a estar preciosa, mamá va a estar muy contenta», que decirle «es una vergüenza como tienes la habitación».

Y sobre todo, la regla número 1 es PACIENCIA.

Hay días que los niños se ponen cabezotas y da igual que le expliques mil veces que tiene que parar quieto, que no lo va a hacer. En ese caso una buena idea es mandar al niño a «reflexionar» a una habitación en la que no tenga nada con lo que entretenerse (pero poco tiempo, claro). Si tras la reflexión sigue inquieto y nos vemos en la necesidad de castigarle ten claro lo siguiente: si castigas es porque es lo mejor para él, para que aprenda los límites que no puede sobrepasar, no para dar rienda suelta a tu rabia ni para humillarlo.

Privarle de algunas de sus actividades preferidas es una buena idea en estos casos, ya que aprende que lo que hace tiene consecuencias. Pero asegúrate de que el castigo sea proporcional (no va a estar dos semanas sin ir a la playa por haber salpicado un poco con arena).

Y ahora cuéntame tú ¿cuáles son tus trucos para corregir correctamente a tu pequeño?