El alcohol forma parte de los alimentos que debemos eliminar de nuestra dieta cuando estamos embarazadas puesto que está demostrado con diversos estudios que cuando una embarazada toma alcohol, llega al feto rápidamente a través de la placenta y puede provocar daños permanentes en el bebé, que se conocen como síndrome alcohólico fetal, que consiste en una combinación de defectos congénitos físicos y mentales.
El síndrome alcohólico fetal es la primera causa identificada de retraso mental, la tercera de malformaciones congénitas y el mayor causante de anomalías en los países desarrollado.
El futuro bebé tarda mucho más tiempo en metabolizar el alcohol que un adulto, por lo que el nivel de alcohol en la sangre del feto es más elevado que el de la madre y puede permanecer así durante más tiempo.
Otros efectos del consumo del alcohol durante la gestación es que afecta a la absorción, metabolismo y excreción de varios nutrientes, como magnesio, zinc, cobre, hierro, vitamina B1, ácido fólico, vitamina B12.
El síndrome alcohólico fetal consiste en una combinación de defectos congénitos físicos y mentales. Este síndrome se desarrolla hasta en el 40% de los bebés nacidos de mujeres que son alcohólicas o que abusan del alcohol.
El síndrome alcohólico fetal es la primera causa identificada de retraso mental, la tercera de malformaciones congénitas y el causante de anomalías número uno en los países desarrollados.
Un bajo peso al nacer, que no suelen recuperar; ojos pequeños, nariz corta y respingona y mejillas pequeñas y planas; problemas estructurales del corazón; y cerebro pequeño y malformado con algún grado de incapacidad mental (mala coordinación de movimientos, poca capacidad de atención y problemas de conducta) son algunos de los rasgos típicos que presentan estos bebés.
