Accidentes domésticos

Los accidentes domésticos infantiles son muy frecuentes debido a que la curiosidad de los más pequeños convierte en peligrosos muchos objetos y lugares de la vivienda. El 95% de los accidentes infantiles que se producen cada año pueden ser evitados tomando algunas precauciones básicas, que deben formar parte de los hábitos cotidianos de cualquier adulto que conviva con niños.

Los más pequeños carecen de la experiencia necesaria para evitar el peligro y, además, tienen un sentido muy alto de la imitación, aún tratándose de comportamientos que no comprenden. Por esta razón, es necesario tomar ciertas precauciones con los aparatos y fuentes de calor que tengas en tu domicilio.

Los accidentes domésticos son una causa significativa de ingreso hospitalario y aunque, según estadísticas oficiales, los niños no son el principal grupo de edad afectado, conviene tomar precauciones para salvaguardar en la medida de lo posible la salud de los pequeños.

  1. Hablar con los niños. Es evidente que no tienen nuestro entendimiento, pero de alguna manera hay que ponerles al tanto de los riesgos que conllevan sus acciones. Un ejemplo típico de una comunicación equivocada que afecta a la seguridad del hogar es decir a los niños que las medicinas son «caramelos» para que se las tomen. Si actuamos así los pequeños querrán ingerir esos «dulces prohibidos». Hemos de tener en cuenta que no serán capaces de entender todo lo que les expliquemos, por ello los mensajes que les dirijamos han de ser sencillos, claros y estar adaptados a su lenguaje, es decir, expresados en palabras que conozcan.
  2. No dejarles solos a menos que sea absolutamente necesario. La flexibilidad de esta regla dependerá de la edad de los niños, cuanto más pequeños sean menos recomendable es dejarlos sin vigilancia. Si tenemos que ausentarnos de casa es conveniente que busquemos a alguien que vigile a nuestros hijos.
  3. Emplear mecanismos de vigilancia o intercomunicación. Para ello hay que instalar un aparato que comunique el cuarto del niño con otras dependencias de la casa, pero es muy útil para mantener controlados a los pequeños.
  4. Asegurarse de que las puertas y ventanas del hogar permanecen bien cerradas y que los niños no tienen fácil acceso a ellas.
  5. Los juguetes y objetos que manejen, sobre todo los bebés, deben tener un tamaño mínimo que evite que, en el caso de que se los metan en la boca, se atraganten con ellos.
  6. No dejaremos a los niños en superficies elevadas, así evitaremos que se caigan.

Por último, si a pesar de todas estas atenciones llega a producirse un accidente, lo mejor es llamar a un teléfono de emergencia médica para que nos indiquen sobre qué acción tomar. En principio si el niño se ha caído y está inconsciente evitaremos moverlo, aunque podremos abrigarle con mantas. En caso de quemaduras no se le aplicarán tampoco líquidos.