Con la llegada del verano, la playa o la piscina se convierten en la solución perfecta para disfrutar de las horas de ocio en las familias con niños. La perspectiva de juegos y chapoteos en el agua es un sueño para los más pequeños, pero si tienes un bebé seguramente te surgirán numerosas dudas: ¿A partir de qué edad puedo llevarlo a la piscina? ¿Qué precauciones se debe tomar?
Sigue leyendo, y te ayudaremos a resolver todos esos interrogantes que te preocupan.
Matronatación: peques al agua
Son múltiples los beneficios que puede aportar al bebé el contacto con el agua, ya que le ayudará a estimular su psicomotricidad y desarrollar su inteligencia. Existen centros que disponen de piscinas climatizadas adaptadas especialmente para bebés, que organizan sesiones de matronatación. Así es como se conoce a los ejercicios en el agua guiados por profesionales para potenciar el desarrollo temprano del bebé.
Es fundamental elegir el momento justo, nunca antes de las 12 semanas, dado que hasta entonces el cuerpo del pequeño es muy sensible a los cambios de temperatura. A partir de los tres o cuatro meses puedes comenzar a llevarlo a la piscina, y si lo haces más tarde, recuerda que es importante empezar antes de los 8-9 meses, para aprovechar reflejos del recién nacido que después se van perdiendo.
La playa: un nuevo descubrimiento
Aunque es a partir del segundo año cuando los niños realmente se divierten jugando en la arena, puedes llevar a tu hijo a la playa por primera vez entre los seis y nueve meses. Será preciso tomar una serie de precauciones, teniendo en cuenta la sensibilidad de los bebés al calor y la fragilidad de su piel. Opta por las primeras horas del día o las últimas, cuando las temperaturas son más suaves, y aplícale siempre protección solar total.
