Jet lag en niños: cómo afecta y qué hacer para aliviarlo

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Viajar es una experiencia maravillosa, llena de descubrimientos y momentos en familia. Sin embargo, cuando cruzas varias zonas horarias, es habitual encontrarse con un compañero de viaje no tan deseado: el jet lag en niños. Este trastorno temporal del sueño puede convertir la aventura en un desafío, afectando el descanso de tus hijos y, por ende, el de toda la familia.

¿Cómo afecta el jet lag en niños a su descanso y bienestar?

El jet lag en niños es un trastorno temporal del sueño que aparece cuando el cuerpo de tu hijo se esfuerza por ajustarse a un nuevo horario tras cruzar varias zonas horarias.

Te darás cuenta de que su reloj biológico no se sincroniza automáticamente con el nuevo huso horario, y esto puede afectar tanto su descanso como su estado de ánimo y disposición. Es como si el cuerpo de tu pequeño siguiera funcionando con la hora de casa, aunque el reloj de la pared marque algo completamente distinto.

Los síntomas de este desfase horario pueden manifestarse de varias formas y variar de un niño a otro. Por ejemplo, podrías notar que tu hijo tiene insomnio o le cuesta mucho dormirse a la hora local establecida, incluso cuando está agotado. También es frecuente que experimente somnolencia durante el día, haciendo que le cueste concentrarse o que tenga menos energía para jugar y explorar.

Esos momentos de fatiga pueden derivar en irritabilidad y cambios de humor, lo que dificulta que disfruten de las vacaciones o de las actividades que tenéis planeadas. Estos síntomas son señales claras de que el ritmo circadiano de tu pequeño se está desajustando, por lo que es importante entender cómo le afecta para poder ayudarle a superarlo.

Consejos para aliviar el jet lag en niños: antes, durante y después del viaje

Para mitigar el jet lag en niños, la preparación es, sin duda, fundamental. Por eso, unos días antes de iniciar vuestro viaje, es importante ajustar gradualmente el horario de sueño de tus hijos, adelantando o retrasando las horas de acostarse según el destino. Esto les ayudará enormemente a asimilar el cambio de forma más suave.

Asimismo, es vital mantener a tus hijos bien hidratados, tanto antes como durante el vuelo, ya que la deshidratación puede empeorar los síntomas. Si tienes la opción, elige vuelos nocturnos; verás que los niños suelen dormir durante el trayecto y, por lo tanto, llegan más descansados.

Ya durante el viaje, procura que se sientan lo más cómodos posible. Vístelos con ropa adecuada y asegúrate de que tengan a mano sus juguetes favoritos. Al mismo tiempo, en cuanto subáis al avión, ajusta los relojes al horario de destino; de esta forma, empezarán a mentalizarse con la nueva hora. También es aconsejable evitar las comidas pesadas y las bebidas con cafeína, que pueden interferir con su descanso.

Una vez en el destino, expón a tus hijos a la luz natural durante el día; esto es muy importante porque ayuda a su reloj biológico a reajustarse. Por la noche, por el contrario, mantén la habitación lo más oscura posible para favorecer la producción de melatonina y, así, mejorar el sueño.

Además, adapta los horarios de comidas y sueño gradualmente, y no olvides mantener las rutinas habituales de antes de dormir, como leer un cuento o un baño relajante.

Finalmente, recuerda ser paciente, ya que la adaptación puede llevar entre uno y dos días por cada zona horaria que hayáis cruzado. Anima a tus hijos a hacer actividades al aire libre, pero sin sobrecargarles los primeros días.

Tu aliado en el jet lag en niños

Entender el jet lag en niños y aplicar estas estrategias prácticas te permitirá afrontar los viajes con una mayor tranquilidad y confianza. Sabemos que la salud y el bienestar de los más pequeños es una prioridad absoluta para cada madre y cada padre. Por eso, contar con un aliado que te ofrezca soluciones para esos momentos de desajuste es fundamental.

Aunque la adaptación natural es siempre el objetivo principal, existen herramientas de apoyo que pueden complementar estos esfuerzos. La melatonina infantil puede ser una ayuda en algunos casos puntuales, pero siempre debes consultarlo con un profesional médico para que determine la dosis y la duración adecuadas para tu hijo.