Tienen los niños demasiado «poder económico?

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El otro día leía un artículo en un dominical que trataba sobre el actual poder económico de los más pequeños, no sólo en cuanto al «efectivo» que los mayores les damos, sino también en cuanto a su influencia en la toma de decisiones sobre lo que comprar y lo que no en el seno familiar.

Vamos, que las licencias de los peques son cada vez mayores…a ti te ocurre?Este dilema es como una «pescadilla que se muerde la cola». Por un lado el poder adquisitivo de los menores es cada vez mayor porque la familia los mima con «inocentes monedas» desde muy temprana edad. Los peques se acostumbran.

Al mismo tiempo y mientras aumenta su poder de adquisión y de decisión familiar, los responsables de marketing no dejan pasar el tren y se aprovechan de la situación con campañas exclusivamente dirigidas a ellos. Y es que para mucho niños querer es tener…y si no es así las palatetas y los gritos están asegurados. Te suena?

Según estudios de la agencia de publicidad Marketing Kids, especializada en campañas dirigidas a menores, los niños deciden o influyen en el 70% de las compras familiares, razón por la que se entiende que sean el objetivo de muchos anunciantes, que a través de ellos entran mejor en los hogares.

Y es que los peques son más controlables y estos anuncios apelan a los sentimientos y a las emociones, logrando fijar en los niños conceptos para venderles cosas que en muchos casos no usarán más de diez minutos, o que ni eso, porque son productos para mayores (coches…).

El caso es vender y que los niños aprecien el dinero desde pequeños; algo evitable por medio de la educación, pero difícil en la sociedad actual en la que como explicaba en el artículo de El País en el que se basa este artículo la psicóloga Nieves Herrero; » los progenitores tienen dificultades para negarles algo a sus hijos, temen traumatizarles, piensan que les harán infelices…»

Te suena todo esto? Te pasa?

Muchas veces decimos aquello de «este niño está mimado» cuando vemos a un pequeño gritando porque quiere algo y sus mayores no se lo dan…en ese momento! porque lo que ocurre es que muchas veces para que «se calle», se le conceden todos los deseos a los más peques y de eso se aprovechan las empresas por medio de su publicidad.

El caso es que desde bien pequeños los niños se ven «sumergidos» en un mundo de mayores, con su ley de la oferta y la demanda (que ellos bien pronto controlan) y un poder adquisitivo que va en aumento y los convierte en pequeños comerciantes de bienes y de felicidad.

Evitar esta situación y dejar que los niños sean inocentes durante más tiempo está en la mano de los mayores; menos horas de televisión, más horas de juegos al aire libre, recompensas basadas en diversión en familia y la diminución de las compras para lograr «felicidad instantánea» al mínimo. Así al menos lo veo yo…y tu?

Foto: Flickr