La Mastitis en la Lactancia Materna | ¿Cómo prevenirla y detectarla?

La Mastitis en la Lactancia Materna

El proceso de la maternidad está lleno de las más extraordinarias vivencias. Desde el momento en que te enteras del embarazo hasta que tienes a tu bebé en brazos, son miles las emociones que experimentarás. Los primeros meses de tu bebé capturarán toda tu atención, con hechos que fomentan lazos emocionales profundos, como la lactancia materna. Además de la conexión que ocurre entre la mamá y el bebé durante la lactancia, los diferentes organismos médicos confirman que la leche materna es el alimento más óptimo para la salud del bebé. Se recomienda que sea usada como alimentación exclusiva durante los primeros seis meses de vida del niño, y que combinada, se extienda hasta los dos años.

Pero, ¿Qué ocurre cuando la lactancia se convierte en un momento de dolor, incomodidad y problemas de salud para la madre? La mastitis es una de las dolencias más incómodas que pueden presentarse en el proceso de lactancia. Se entiende como una inflamación en el tejido mamario, que en muchas ocasiones implica también una infección. Este padecimiento suele ser común en muchas mujeres al inicio de la lactancia, por acumulación de la leche. También, en caso de lactancias prolongadas, la succión y mordiscos del bebé pueden ser agentes desencadenadores. Acompáñanos a conocer sus principales síntomas, así como los medios más efectivos para prevenirla.

¿Cuáles son los síntomas de la mastitis?

La Mastitis en la Lactancia Materna

La mastitis, aunque no es peligrosa para el bebé ni implica un motivo para dejar de amamantarlo, puede resultar un verdadero problema para la madre. Este padecimiento puede originarse por un conducto lácteo bloqueado, sea porque el pecho no se vació lo suficiente o has pasado muchas horas sin amamantar al bebe. También es común que se generen episodios de mastitis por bacterias que se acumulan en las grietas del pezón. Si al momento de amamantar a tu bebé presentas algunos de los siguientes síntomas, puedes estar ante un episodio de mastitis. En caso de que así sea, es fundamental que acudas al médico especialista.

  • Sensibilidad exacerbada en diferentes partes de seno.
  • La temperatura en el seno afectado puede elevarse, sintiéndose más caliente al tacto que el resto de tu cuerpo.
  • Es común la inflamación en el pecho, así como la sensación de dolor o ardor, especialmente en el momento de amamantar.
  • Enrojecimiento de la piel del seno.
  • Pueden presentarse episodios de fiebre, malestar general, fatiga o náuseas.

El hecho de que estés atenta a las sensaciones de tu cuerpo a la hora de amamantar a tu bebé, puede ayudarte a detectar de forma temprana la mastitis, evitando complicaciones posteriores. Ve a tu médico de confianza, que muy probablemente incluya antibióticos como parte del tratamiento. Otro aspecto fundamental para la recuperación total, es vaciar muy bien el pecho luego de amamantar a tu bebé.

¿Cómo prevenir la mastitis?

La Mastitis en la Lactancia Materna

La congestión mamaria o el taponamiento de conductos, pueden generar episodios de mucho dolor e incomodidad para la mamá lactante. Las complicaciones de una mastitis mal atendida puede desencadenar la acumulación de pus en la mama, dando lugar a la necesidad de un drenaje quirúrgico. Pero existen muchos métodos que pueden ayudar a la madre a prevenir estos episodios, sin sacrificar el tiempo de lactancia materna. Veamos las principales y más útiles medidas de prevención.

El Masaje de rutina

Esta es una de las claves para prevenir la aparición de un episodio de mastitis, e incluso para tratarla acompañada de fármacos, una vez se ha presentado. Hacer un masaje de rutina con las técnicas adecuadas, ayuda a lograr el vaciamiento total del seno. En este sentido, los masajeadores de seno son una opción muy recomendable para prevenir la mastitis, pues con ellos pueden realizarse estímulos suaves pero constantes sobre la piel, ayudando a vaciar la leche materna y sin generar daño o afectación a los tejidos mamarios.

Es ideal que utilices el masajeador antes de dar el pecho a tu bebé o de sacarte la leche. También se aconseja la aplicación de calor húmedo, que contribuye a abrir los conductos de la glándula mamaria. Por su parte, las compresas frías pueden ayudar a aliviar el dolor en los momentos en que no estés amamantando.

Mejora la posición de la lactancia

Si tienes síntomas de mastitis, la molestia al amamantar a tu bebé será difícil de evitar. Sin embargo, si mantienes una adecuada posición de lactancia puedes ayudar mucho en la prevención de estos episodios. Lo ideal en este sentido es que te acomodes de forma que, garantizando la comodidad del bebé y la tuya propia, favorezcas la salida de la leche, promoviendo una ligera inclinación hacia abajo. Las posturas más convenientes en este sentido pueden variar según la edad del bebé.

No dejes de amamantar a tu bebé

Si, sabemos que amamantar a tu bebé con síntomas de mastitis puede llegar a ser muy doloroso, pero ¡no debes dejar de hacerlo! En primera instancia, no representa ningún riesgo o problema para el bebé. Además, una de las claves para la prevención o el tratamiento de la mastitis es vaciar el pecho. Procura alimentar a tu bebé con frecuencia, pues además de garantizar su bienestar, mantendrás tu seno vacío. Empieza por el seno en el que tengas molestia, y si tu bebé no lo vacía, recurre a un extractor. La mastitis puede prevenirse y tratarse sin que genere consecuencias mayores. Lo fundamental es tomar conciencia sobre las formas simples que tenemos para prevenirla y controlarla, sin sacrificar la lactancia materna.